Me pongo mi gorro como cada día antes de salir de casa, busco mis audífonos y me los cuelgo al cuello, son de diadema, se ven cool cuando uso mi gorro, me da un aire mas juvenil y me hace olvidar que estoy a un paso de los treinta, a un paso de verme obligado a asumir mis responsabilidades ya no por que están presentes sino mas por orgullo, por no dejarme sentir que soy un fracasado y un parásito... Soy un asco...
Salgo de casa y veo al tipo del puesto de comida rápida que siempre sale los fines de semana frente a mi casa, recuerdo que no traigo un centavo pero las hamburguesas huelen delicioso, me paro dos segundos a sentir el olor y luego sigo mi camino. Paso por la peluquería, el hombre que trabaja allí me conoce hace un año, decidí fortuitamente que el sería quien me cortaría el cabello de ahora en adelante aún cuando sea solo una vez al año cuando me desespera el pelo de lo largo que está, miro hacia adentro del local y el levanta la mano, yo levanto la mía, es un gesto simple pero supongo que de estos gestos se llena la existencia vana.
Un par de calles mas adelante está el local de reparación de celulares, allí me robaron veinte mil por huevón, mi padre se deleita recordándomelo y por eso me da algo de rabia tener que pasar por allí cada que voy por un café, sigo adelante, paso el casino, hay un dibujo de un diablo que me parece encantador y me digo a mi mismo "debería dibujar un diablo al llegar a casa".
Han remodelado la vieja taberna, el espacio se ve limpio por primera vez en veinte años, está iluminado y se puede ver que a pesar de querer tener una pinta mas sana sigue estando lleno de prostitutas, prostitutas baratas, viejas, feas, deformes si quiere pero entre gustos... Un amigo decía que podía encontrar a alguien para una enana desdentada y con la cabeza plana, luego pasaba a explicar que podía poner una botella sobre la cabeza plana mientras le practicaban sexo oral sin dientes y que eso era, por definición, la gloria.. Nunca entendí ese chiste, me parecía por demas desagradable.
Cerca a la taberna hay varios puestos de comida rápida, de nuevo, dos segundos para deleitarme con el olor, lo suficiente para soñar con unas papas grasosas con salchicha y mil salsas pero no lo suficiente como para que alguno de esos pelafustanes se atreva a decir "¿Se le ofrece algo, joven?" y yo tenga que enterrar mi cara en la vergüenza de ser un desempleado y no tener un céntimo encima.
Escucho la música en mis oídos, es una canción que me gusta, canto desafinado el coro mientra camino, que me miren, no importa, si ya estoy acostumbrado a que me digan fenómeno por menos que esto no tiene por qué importarme que se me queden viendo mientras canto. Llego a un parque, me detengo, ato mis agujetas y siento ansias de un cigarrillo, lo dejo pasar, me digo que puedo aguantar hasta que llegue por mi café.
las siguientes tres cuadras no presentan nada excepcional que merezca ser contado, excepto, tal vez, que la tienda donde solía conseguir cigarrillos baratos ahora cobra mas que las tiendas cerca de mi casa y que ahora no hay motivo para comprar los "puchos" allí. Falta una cuadra, en una casa hay un perro, lo saludo juguetonamente y luego sigo, he llegado al café.
Entro mientras apago la música, paso por entre los libros y las parejas hacia la zona de fumadores pero primero me detengo e la cocina a saludar a Lyz, le pido un tinto, no me alcanzará para mas así que me tendrá que bastar.
Me siento atrás, allí están los de siempre, me saludan como viejos amigos, en este lugar me siento seguro, hablamos un poco y enciendo el primer cigarrillo, el dueño del lugar me pasa al lado y me saluda, seguimos hablando todos de trivialidades, yo tengo que hablar mas para no aburrirme ya que como un tonto averíe mi teléfono hace meses y no tengo modo de alienarme con el wi-fi gratis del establecimiento, es de ese averío que me dejé robar veinte mil, me da algo de rabia pensar de mas esto, mi café llega, me olvido de todo, le pongo el azúcar y doy el primer sorbo, es la gloria.
El dueño de lugar me hace una observación, los asientos están muy juntos y la ceniza de mis cigarrillos cae en la silla de al lado, "perdón, no me dí cuenta" digo torpemente "este nos va a quemar la casa y no se va a dar cuenta" responde el, se ría, está de buen humor. Mi visita es corta, luego de intercambiar opiniones sobre un concierto que pasará mañana y decidiendo si iré o no mas bien decido volver a casa.
Pienso algunas frases que me hagan sentir genial de escribir sobre mi día en mi blog, todas las olvido al sentarme frente a la computadora, soy un idiota, igual escribo. Mejor veo una película.